Campo de concentración de Albatera

El campo de Albatera, hoy en el término municipal de San Isidro, se encontraba situado en la zona de Saladares, en las proximidades de la estación de ferrocarril.

Se construye en 1.937
, bajo la dirección técnica de los ingenieros agrónomos don Miguel Cavero y don Ángel Rodríguez Percha, colaborando el arquitectoRieta, para la desalinización y saneamiento de las tierras, por medio de drenajes y riego con aguas procedentes del río Segura, basado en un proyecto de la Confederación Hidrográfica del Segura.
        Enterado el Ayuntamiento de Albatera, que el proyecto entraña una importante mejora para el progreso de la agricultura y de la población, acuerda adherirse a la obra que se trata de realizar, ofreciendo su ayuda para llevarla a efecto.
      Los presos empiezan a llegar hacia el 11 de octubre de dicho año, llegando a albergar a unos 1.620 presos, que ocupan los barracones de obra. La mayor parte de los presos lo son por razones políticas, condenados por Tribunales Especiales Populares, Juzgados de Urgencia y Audiencias Provinciales, por delitos de desafección al régimen (la II República), rebelión y otros.
      El Campo, calculado para 3.000 reclusos, se prevé su inauguración para el 24 de octubre; comunicándose al Consejo Municipal por la Dirección General de Prisiones. La inauguración tiene lugar en dicho día, con asistencia del Ministro de Justicia Manuel de Irujo, acto al que se invita a las organizaciones políticas y sindicales, y al vecindario antifascista.
      La dirección del Campo es encomendada a don Adolfo Crespo Orriols, director del Reformatorio de Adultos de Alicante. En 1.938, la población penal en el Campo es de 1.012 reclusos. Los guardias son en su mayor parte de Albatera, y posteriormente vienen también del Carpio (Córdoba), al parecer, pertenecientes al Frente Popular de dicha localidad.
     Los presos tuvieron que soportar las incomodidades de las deficientes instalaciones, el clima caluroso, junto a otras penurias, que tienen que alternar con el trabajo, penurias mitigadas en alguna manera por las ayudas que desde fuera del Campo les hacen llegar, algunas de ellas procedentes del llamado “Socorro Blanco”, del que es delegada en Orihuela doña María Bautista Pérez de Torres, atendiéndose algunas por instrucciones de la que fue diputada tradicionalista doña María Rosa Urraca Pastor.
     Entre los presos los hay de muy variada condición social, personas de estudios, industriales, profesionales, braceros, etc., la mayor parte de ellos comprendidosentre los 18 y 45 años.
      En el Campo estuvieron presos el abogado de Alicante, natural de Castalla,Antonio García Lealel procurador de los Tribunales eldense, Francisco Hellín Almodóvar; Algimiro Torrecillas Cimadevilla, que luego ocuparía importantes cargos; el historiador y abogado ilicitano Alejandro Ramos Folqués; elsacerdote oriolano, don Saturnino Ortuño Pomares, que con ocasión de la Nochebuena de 1.938, encontrándose en el Campo, escribió un poema a su amigo de Albatera, Pascual Cánovas Berná.
       El trabajo se realizaba por la mañana de 9 a 13 h y por la tarde de 16 a 19 h, dedicado a la construcción de una carretera desde el Campo de Albatera hasta Elche, a la explotación de una cantera, a la construcción de pabellones y había, además, varios talleres.
       En mayo de 1.938 se termina la carretera de Albatera a la estación; también trabajan en el arreglo de calles en Albatera, y en el alumbramiento de aguas para la población.
El 26 de noviembre de 1.938 salen cien penados para la Prisión del Partido Judicial de Hellín, para ser destinados al trabajo de recogida de esparto, por así haberse ordenado por la Dirección General de Prisiones
  Como Campo de Trabajo termina el 28 de marzo de 1.939

CAMPO DE CONCENTRACIÓN

campo2El Campo de Trabajo, convertido en Campo de Concentración, solitario por breves momentos,volverá otra vez a empezar, pero los presos serán otros, los vencidos, los que militaron en zona republicana, vigilados por la 3ª Compañía del 6º Batallón del Regimiento de San Quintín de Valladolid, sustituidos después por soldados de un Tabor del Grupo de Regulares Núm. 2 de Melilla.
     A principios de abril empiezan a llegar expediciones integradas en su mayor parte por los que se habían refugiado en el puerto de Alicante, refiriéndose posteriormente que el número de los que entraron es de 14.600 hombres; segúnEduardo de Guzmán, periodista e historiador, la cifra sería de unas 18.000 ó 20.000 personas, y según la Hoja Oficial de Alicante del 28 de abril, de 6.800.
   Es jefe del Campo don Agustín Pérez Palomo, teniente de Regulares y en junio le sustituye el teniente don Anselmo Rivas Jordán, y entre los suboficiales se encuentra el sargento don José López Rodríguez.
     El Campo cercado de alambrada, cuenta con vigilancia en la parte exterior y con iluminación durante la noche, lo que hace que resulte difícil la evasión.
     A los pocos días, salen los menores de 16 años y pocos días después, los mayores de 60 años. Las penurias no pueden ser mayores, junto al hambre y la sed, hay que sufrir los piojos, pulgas, chinches y mosquitos, y con estos, las diarreas, estreñimientos, sarna, paludismo y tifoideas.
      A mediados de mayo visita el Campo un destacado escritor y político, Ernesto Giménez Caballero, antiguo director de “La Gaceta Literaria”, y uno de los firmantes del manifiesto político de “La Conquista del Estado”, que dirige la palabra a los presos.

En el Campo estuvieron como prisioneros:

      Los coronelesJuan Ibarrola, que tuvo a su cargo el 22º Cuerpo del Ejército;Ricardo Burrillo, que perteneció al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), que fue director General de Seguridad, y Leopoldo Ortega, mediador con el ejército nacional en la revuelta comunista de Madrid.
     Los jefes de milicias populares Etelvino Vega, teniente coronel, que fue comandante militar de Alicante; y Nilamón Toral, teniente coronel, que mandó en la Agrupación de Divisiones, una de las más veteranas del ejército popular, al que se encargó la defensa del Puerto de Alicante en los últimos días, y Antonio Molina, que mandó una división en el Jarama.
     Los políticos, David Antona, que fue gobernador civil de Ciudad Real; Antonio Trigo Mairal y José Osorio, que fueron gobernadores civiles de Madrid; Rafael Henche de la Plata, alcalde de Madrid; Ángel Pedrero, jefe del SIM; Manuel Arnil, miembro del Comité de Defensa Confederal; Ricardo Zabala, diputado socialista; Antonio Pérez, miembro del Consejo Nacional de Defensa, en representación de UGT; José Rodríguez Vega, secretario general de UGT, que sucedió a Largo Caballero; Amós Acero, diputado socialista y alcalde de Vallecas; Jaume Mata, del “Partit dels Socialistes Cataláns”, presidente de la Asociación de Aviadores de la República; Alfonso Fernández, que fue secretario general de la Federación Socialista de Jaén y presidente de la Diputación; y Jesús Larrañaga, que había sido comisario general del ejército de Euskadi, y que asumió la política en el puerto de Alicante en los últimos días; Luis Sedín, Comisario General de Blindados; Antonio Ejarque, comisario de División; Miguel Pedrero, jefe del SIM; Francisco Trillo, que fue subsecretario de Sanidad; y Heribeto Quiñones, organizador del PCE después de la guerra.

Los periodistas Manuel Navarro Ballesteros, director de “Mundo Obrero”; Manuel Villar, director de “Fragua Social”; Eduardo de Guzmán, director del periódico sindicalista de Madrid “Castilla Libre”; y Aselo Plaza, redactor jefe de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Los médicos , Juan Bautista Peset Alexandre, que fue rector de la Universidad de Valencia; Gonzalo Recatero, jefe de Sanidad del Ejército de Levante; Francisco Bajo Mateos, que ocupó la Dirección General de Higiene Infantil.

Los escritores Miguel Alonso Calvo, de seudónimo “Ramón de Garciasol”; Pascual Pla y Beltrán, poeta valenciano, que falleció en Venezuela en 1.966; Ángel Gaos, escritor valenciano; Marcos Ana, poeta; Manuel Tuñón de Lara, historiador, que permaneció en el Campo hasta el último día, en que fue trasladado a Porta Coeli; Jorge Renales Fernández, posteriormente escritor con el seudónimo de “Jorge Campos”, Premio Nacional de Literatura en 1.955, autor de Cuentos sobre Alicante y Albatera, que estuvo pocos días en el Campo.

Junto a estos, Manuel García Pelayo, jurista, que años después sería presidente del Tribunal Constitucional; Arturo Rodríguez Suarez; y el ilicitano Rafael Ramos Folqués, que fue registrador de la propiedad.

El Campo fue clausurado en octubre de 1939

 

FOSA COMÚN ALICANTINA
placa-vigasSe encuentra situado muy cerca de la estación de San Isidro; a escasos metros de las vías del ferrocarril, se encuentra el monumento en recuerdo a las personas que allí perdieron la vida. El monumento son dos vigas de hierro con cadenas enrolladas, colocadas por la CNT y AIT en el año 1.995, junto al siguiente texto: “EN RECUERDO DE TODOS LOS SERES HUMANOS QUE SUFRIERON Y MURIERON POR UN MUNDO MÁS JUSTO Y MÁS LIBRE. CAMPO DE ALBATERA. MAYO 1939 – 1.995”. El campo de concentración de Albatera, situado hoy en el término de San Isidro, es el único de la provincia del que existe documentación, aunque se ignoran sus dimensiones y características exactas. Situado junto al ferrocarril, la superficie es hoy un extenso palmeral y sólo queda en pie una edificación, “antiguo puesto de vigilancia, reconvertido en caseta de aperos de labranza”.
vigas1Tenía una extensión total de 360.000 m2, donde corrió la sangre como ríos y la muerte como firma de una gesta fascista militarizada. Esta parcela está preparada para el cultivo de granados, aunque será muy difícil que se reproduzca, así quedará en recuerdo que avergüence a italianos y moros que participaron en la inolvidable andada. Varios agricultores aseguran haber encontrado restos óseos al cavar en fincas de la zona. En la estación de ferrocarril de Albatera, bajaban miles y miles de personas desprotegidas de alimento, de seguridad y derechos; los traían del campo improvisado de los Almendros de Alicante, la mayoría habían sido apresados en el Puerto de Alicante cuando esperaban la llegada de los barcos que los llevarían al exilio, barcos que nunca llegaron. Según algún testimonio, el Campo de Trabajo de Albatera, se convertiría en un campo de exterminio, siendo así como lo bautizarían años mas tarde los que recuerdan su paso por el lugar.

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